El caótico mundo de las letras.

sábado, 30 de enero de 2016

Lo desconocido



El día en el que mis días dejaron de ser vacíos para ser días llenos de obligaciones es el que hizo que todo cambiase. Cuando tuve que abrir la puerta a lo desconocido, que tanto miedo me daba, y di un paso hacia delante para conseguir hacerme frente a lo nuevo sin morir en el intento. He caído alguna vez que otra, no lo voy a negar, pero he seguido enfrentándome a más cosas nuevas y desconocidas para mí. Pero ahora, que lo nuevo deja de ser tan nuevo y lo desconocido pasa a ser conocido hay algo que sigue dándome mucho miedo. Y es caer de nuevo en lo conocido. Yo me entiendo. Es tropezar con la misma piedra inútil que me amarga el resto de mis pasos porque me destroza el zapato. Y de tantas veces que tropiezo me quedo sin ellos, teniendo que aguantar el camino sin protección ninguna. Yo me entiendo.
Y en eso sigo cayendo, en lo conocido, que no por ser conocido dejo de caer en sus redes. Y así cada vez estoy algo más ida, pues quizás me de miedo lo desconocido al no querer que se vuelva conocido. A que un día deje de ser emocionante, porque pasas miedo, pero al conseguir hacerle frente sientes euforia, autoreconocimiento, ¡joder! crees que puedes y eso es algo que a mi me falta. Por culpa de lo conocido dejé de creer, de creer en lo más importante del mundo, en uno mismo. 
Ahora intento mantener mis días ocupados, hacer mil cosas, mantener la mente ocupada, proponerme objetivos... porque quiero seguir avanzando en lo desconocido y dejar de temer a lo conocido. Quiero disfrutar del hecho de poder comer fresas con nata, de que el sol caliente mi piel después de unos días estresantes, de observar los atardeceres embobada, de ser alumbrada por la Luna en la noche y sentirse brillante, de reír con los amigos, de pasar las páginas de un libro que me hace sentir, de llorar (pero de alegría) y, ¿por qué no? quiero amar y que me amen como nunca, sin ser rechazada al tiempo. 
Aunque aún sea pronto y muchas noches sólo consiga dormirme entre lágrimas. Aunque haya días que puedan conmigo, quiero y deseo que llegue un día en el que todas esas cosas vuelvan a ser desconocidas, o como si lo fueran, porque disfrutaré de ellas como si fuese mi primer día.