Dejé de creer en el tiempo. De creer en el presente me cansé. De intentar forjar nuevos sueños me caí y allí me quedé. En aquel sitio oscuro y profundo...
Mientras miraba arriba y mi cara se iluminaba por una tibia luz podía ser fuerte.Pero esa luz disminuía con el paso del tiempo y me degradaba.
De noche, la Luna me cantaba canciones de cuna e intentaba iluminarme en mis sueños. Ella se convirtió en mi amante, de la que las letras de aquellas páginas eran sus dulces caricias, y aquella prisión: mi castigo.
Empiezo a pensar que aquel pozo era un sueño, pura ilusión. Porque la vida puede ser sueño, y el sueño era mi vida.
De vez en cuando el viento me traía recuerdos, y con ellos, sonidos, notas de canciones alegres que animaban a mi deprimido corazón. Mientras dormía, mi espíritu salía de mi hueco cuerpo y vivía historias inolvidables, insuperables, viajaba por sitios, totalmente desconocidos por mi tonta cabeza, y conocía a personas únicas. Minutos antes del primer rayo de Sol, volvía, para contármelo todo.
Y siempre, al terminar de oír sus historias, deseaba salir de aquel pozo profundo y oscuro con la ayuda de aquellas personas que conocieron a mi espíritu siempre libre, que conocieron la esencia de mi ser.
Vuela, y déjate llevar por tu libertad.
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