El caótico mundo de las letras.

lunes, 21 de marzo de 2016

Vísceras


Eras mi mayor bendición. Mi cura. Mi soplo de aire fresco. Eras el sol de la mañana y el haz de Luna de la noche. Eras mi razón de ser. Me llenabas. Contigo me sentía completa, sin miedos, valiente, segura de mí mí misma. Contigo me veía mejor, me quería...
Me hacías jodidamente feliz, no sabes cuanto...
Mi vida insulsa tenía sentido a tu lado. Contigo todo lo demás estaba de más, daba igual, no existía.
Anhelo mirarte y ver cómo te perdías en mi mirada y sonreír. Anhelo acariciarte como si al no hacerlo fueras a desaperecer, como si no lo hiciese nunca, como si fueras algo nuevo, algo tan frágil que tenía que cuidarlo. Anhelo acariciarte como si fueras a desaparecer, como si fuese la última y única vez.
Anhelo que me amparases entre tus brazos, que fueses mi refugio, mi hogar, mi calma... que se parase el tiempo y el dolor al estar entre tus brazos, el ser uno...
Anhelo tu risa, tu forma de sonreír, ser la única que te escuchaba y quería escucharte por siempre, ser la única que te entendía. Anhelo que fueras el único que me entendía, que no me criticaba, que me aceptabas (incluso me amabas) tal y como soy, con todos mis monstruos, mis imperfecciones y mis indecisiones.
Anhelo que fueras mi motivo para vivir, para ser feliz y luchar, luchar para seguir adelante y conseguir mis sueños (para descubrir cuáles eran). No por sobrevivir, no por sólo existir.
Ahora, ahora te has ido y has dejado el mayor vacío que he tenido en mi vida. Has sido y serás el amor de mi vida, mi pececito bonito, mi bobo y tontorrón. 
No eras perfecto para los demás, eras perfecto para mí.
Ahora te has vuelto monstruo, guerra, dolor, vacío, recuerdos. Te veo por todas partes y me dueles. Eres mi alucinación preferida pero ya no eres real para mí. 
Me siento tan vacía sin ti, sin fuerzas para seguir. A veces no quiero ni sobrevivir, todo es tan pesado y arduo sin ti. Sin ti, para mi vuelvo a ser nada, sin ti los demonios me acechan...y me alcanzan. Tú, precisamente tú te has convertido en uno de ellos, el mayor de todos ellos.
Te echo de menos. Te necesito aquí, conmigo. Quiero estar entre tus brazos, refugiarme y olvidar todo lo demás. Quiero teletransportarme al paraíso contigo. Finjo que no, que no duele, que no te echo de menos. Finjo que puedo estar sin ti. Que puedo con todo, que no me hundo, que no estoy hundida...pero estoy de mierda hasta las orejas y sólo quiero poder mirarte de nuevo. Abrazarte y olvidarlo todo, TODO. 
Quiero matar todos mis monstruos junto a ti.
Quiero matar tus monstruos por ti.
Quiero dejar de sentirme así.
Te quiero.
Y ojalá no lo hiciera.
...

sábado, 12 de marzo de 2016

Sorpréndete



A veces me resulta sorprendente la manera en la que la vida nos sorprende, valga la redundancia. La de vueltas que dan las cosas, como si estuviésemos atrapados en una ruleta eterna de cambios, de sensaciones y sentimientos. Cambios, de eso va la cosa. Desde siempre he sido reacia a los cambios, tan difíciles de sobrellevar, tan difíciles de adaptarlos y adaptarse a ellos pero sobretodo difíciles de aceptar. Es curioso cómo cuando se quiere cambiar no se es capaz y cuando estás tan a gusto, cambias. Sin darte cuenta, como si un día te levantases y el mundo fuese distinto, tu perspectiva del mundo fuese distinta. Y es que vivimos en continuo cambio: nuestros conocimientos cambian, nuestras emociones cambian, nuestro cuerpo cambia, el entorno en el que vivimos cambia, las amistades cambian, la manera en la que vives cambia. Sin dejar de ser uno mismo vas cambiando hasta encontrar la manera exacta en el momento exacto en el que se necesita. Por eso cambiamos, necesitamos cambiar. La igualdad sería demasiado aburrida. Las rutinas son aburridas, los planes son aburridos, la organización es aburrida pero la vida no es aburrida, la vida es irónicamente divertida, porque cambia. Tras mil vueltas de ruleta hace que todo sea menos igual, menos estable, mejor. La vida es mejor si cambias, así que deja el miedo y atrévete a cambiar. Que quieres saltar por puentes atado a una cuerda y tienes miedo a las alturas ¡hazlo! Que quieres decirle a esa persona que es preciosa pero no te gusta parecer humillante ¡hazlo! No tengas miedo. El miedo no te permite cambiar y aunque cuesten, los cambios son vida.