El caótico mundo de las letras.

jueves, 21 de junio de 2012

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Y frente al papel vació me hallo. Tan vació como yo me siento ahora. Cada letra que pongo es, en su interior, algo sin vida pero con todos mis sentimientos reunidos a la vez. Es todo pero no es nada. Es el intento desesperado de sentir algo. De salir de esta neutralidad. De esta tristeza sin cabida. Porque me siento tan enferma. Un delirio tras otro plasmados en papel. Poco a poco lleno el vacío con más huecos. No me encuentro, no encuentro significado a estos sentimientos. No se definen pero existen fuertemente. En la demencia intento pensar. Todo mi ser se escondió en aquella caja de la que perdí la llave. Donde guardo todas esas promesas escritas. Todo lo demás, un eterno vacío. Este yo esta demasiado viejo y estropeado. Quiero destrozarlo como se hace trozos el papel donde plasmo mi alma. Quiero evocar todo para destruirlo y empezar de cero. De nuevo en el vacío. Pero un vacío real. O tan efímero como las emociones mostradas en mi. Seguir moviendo la mano mientras escribo es algo que se hace solo. Pero clasificar y crear nuevas emociones desechando las demás es una tarea ardua. Navegar en este mar de cosas, y llegar a esa habitación vacía con un solitario trozo de papel: un sentimiento. Algo real, pero abro los ojos. De nuevo un sueño. Todo efímero. Sueños perdidos, irreales, evanescentes. Como esas estrellas que se cruzan en tu camino, te iluminan por segundos y en milésimas te dejan quitandotelo todo y dejando un profundo hueco. Y el recuerdo de su luz te embriaga por completo, nublandote y enfermandote para no poder sanar jamás. Y quiero ser libre de esta enfermedad, este vacío, este silencio y estos gritos insonoros de incesante súplica.

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